Bueno, ya hemos llegado a Nantes, una etapa psicológica ya que es uno de los destinos importantes de la ruta. Ha sido una etapa corta porque ayer nos quedamos bastante cerca y hoy queríamos visitar la ciudad así que nos hemos quedado en el camping municipal. El camping es muy acogedor y está muy bien montado (tiene cinco estrellas) sin ser especialmente caro.
La etapa además de corta ha sido muy agradable, bueno hasta la mitad de la misma más o menos ya que a partir de ahí teníamos dos opciones: una era cruzar el Loira en un transbordador y la otra seguir por la margen izquierda hasta la propia ciudad.
Hemos optado por esta última pero creemos que con mal criterio (a pesar de no conocer la otra). Ha sido un tramo peor señalizado y con contínuas subidas y bajadas así que nos ha costado un poco alcanzar la ciudad. Además de esto la entrada ha sido un poco fría ya que todo lo que veíamos eran restos de zonas industriales.
Bueno, a pesar de esto, una vez en la ciudad las sensaciones han cambiado ya que el centro de la misma es bastante acogedor. No es una ciudad muy grande pero parece que tiene bastante vida. Hemos callejeado un rato y un par de paisanos nos han explicado cómo llegar al camping. Hemos ido, hemos montado la tienda y tras la ducha de rigor hemos vuelto a patear la ciudad y a cenar un poco. Era difícil encontrar un sitio en el que no cenar crepes o galettes así que nos hemos rendido a la evidencia y hemos probado ambos (estaban deliciosos aunque nuestro criterio ahora está vendido al hambre).
En el camping nos hemos encontrado a una pareja de españoles que estaban haciendo la ruta del Loira. En Nantes se cruzan ambos caminos que corresponden a las grandes rutas Eurovelo 1 (la nuestra) y 6 (la del Loira).
Y mientras nuestros amigos los mosquitos se ponen la bota con nuestra sangre endulzada de crepes nos despedimos hasta la próxima etapa que transcurrirá ya por tierras bretonas.