Etapa 29: Albinia – Tarquinia (87 kms)

Como comentamos en la etapa pasada, teníamos dudas sobre la ruta a seguir hoy. En un principio pensábamos ir hacia el interior en busca de la Vía Francigena pero ayer, con un poco de paciencia, trazamos una alternativa buscando carreteras secundarias y caminos. El experimento ha dado como resultado una etapa deliciosa. Hemos pedaleado todo el día por bellos lugares en los que la primavera saca su mejor cara.

Nos hemos topado con agradables sorpresas, como el hermoso Capalbio, un pueblo-fortaleza medieval encaramado en lo alto de un promontorio.

Hemos atravesado por varios yacimientos arqueológicos en antiguos poblados etruscos, como el de Vulci.

Hemos visto unos cuantos faisanes revoloteando entre los sembrados de cereal, uno de ellos un macho con una larga y hermosa cola. Y, finalmente, hemos acabado en la imponente Tarquinia, una ciudad con tanta historia como torres y según se supone, la ciudad más importante de la cultura etrusca.

Aquí está el Museo Nacional sobre esta cultura y el importante yacimiento de la necrópolis de Monterozzi. Además, este fin de semana celebran una feria local y las calles están llenas de puestos de todo tipo de comidas y productos locales y de otras regiones del país.

Hoy hemos cruzado de la región de la Toscana a la del Lazio, cuna de la civilización romana. Cada vez sentimos más cerca la presencia de la Ciudad Eterna. Llegando hacia ella no podemos dejar de pensar en cómo fue posible una expansión geográfica tan inmensa con los medios con los que contaban. En nuestra cultura, estamos tan acostumbrados a salvar grandes distancias con el avión que el mundo parece quedarse pequeño. Pero viniendo en bicicleta, uno toma más conciencia de lo que suponía ir y venir de Roma a, por ejemplo, Numancia sin contar con medios como el avión, el tren, el coche o el autobús y del descomunal despliegue de la red de infraestructuras (calzadas, puentes, acueductos…) que construyeron. La verdad ¿qué han hecho los romanos por nosotros?.

Día de descanso en Albinia

Hoy no tenemos mucho que contaros puesto que hemos aprovechado el día para tomarnos un respiro. Como decíamos ayer, estamos en Albinia, un pequeño pueblo situado junto al Monte Argentario. Este último es una elevación sobre el mar que forma una especie de isla, sin serlo realmente ya que tres brazos de tierra la unen al continente. Visto en el mapa es de una singularidad hermosa.

Todo el lugar es un parque natural de marisma y un importante refugio para muchas especies de aves. Junto al Monte Argentario se hallan varias poblaciones: Orbetello, Porto Santo Stefano o Porto Ercole. En este último lugar se cree que murió el gran Caravaggio, aunque nunca se llegó a encontrar el cadáver.

Toda esta zona estuvo bajo control español en época de Carlos I y aún hoy varias construcciones de la época lo atestiguan. Justo detrás de Monte Argentario está la pequeña isla de Guiglio, tristemente famosa por un reciente suceso, el naufragio del crucero Costa Concordia. Y a medio camino entre la costa peninsular y Córcega (la cual se ve en días despejados) está la pequeñísima isla de Montecristo, inspiradora de la novela de Dumas.

Esta mañana, como se ha puesto a lloviznar, hemos aprovechado para preparar la ruta hasta Roma. Hemos investigado y hemos creado una alternativa aprovechando caminos y carreteras que esperamos nos conduzcan tranquilamente hasta Roma. Si todos los caminos lo hacen esperamos que este también.

Etapa 28: Scarlino – Albinia (101 kms)

Hoy nos hemos pasado un poco de frenada. En ocasiones, las contingencias del viaje (buscar un lugar adecuado para dormir, especialmente) nos condicionan el final de la etapa. También hay que contar con que la ruta se nos ha empezado a complicar. Os resumiremos un poco el problema. La vía «natural” de llegada a Roma, para los que no usamos coche, es la conocida como Vía Francigena. Esta ruta es una especie de Camino de Santiago y ha sido el recorrido habitual de los peregrinos que acuden a la Ciudad Eterna durante siglos. Por ella es por donde nosotros pensábamos venir en un principio. Pero, si recordáis unas etapas atrás, nos encontramos con un chaval de Nápoles que había venido por la costa. Nos comentó que el recorrido era bueno, salvo algún tramo de más tráfico. La idea nos sedujo. Seguir pedaleando junto al mar y ya de paso, evitar unas cuantas etapas de bastante desnivel.
Lo cierto es que, hasta hoy mismo, el camino no ha estado mal. Ha habido algún tramo con más tráfico pero normalmente hemos rodado tranquilos. De hecho, el camino de hoy, hasta Grosseto, ha sido una delicia, pasando por lugares como Castiglione della Pescaia o la zona de Pinar de Marina de Grosseto.

El problema ha comenzado cuando, al salir de la ciudad de Grosseto, hemos visto que la carretera que seguíamos estos días, la Vía Aurelia, ya no está desdoblada como antes sino que sólo existe en su versión autovía. Obviamente, esa opción era inviable. Teníamos una alternativa por el interior, que daba un poco de rodeo, o una segunda consistente en buscar pequeños caminos y carreteras para lograr llegar hasta la costa. Hemos optado por la segunda. Al final, hemos dado una pequeña vuelta pero hemos conseguido nuestro objetivo, llegar a Albinia. Además, hemos atravesado parte del Parque Natural de la Maremma y hemos disfrutado de hermosos paisajes de la primavera toscana.

Una vez en ese pueblo, Albinia, pensábamos que el escollo estaba salvado y que mañana podríamos seguir tranquilamente hacia Roma. Ya no nos queda demasiado para alcanzarla y eso nos animaba. Pero, al analizar la ruta de mañana, hemos descubierto que la única forma de conectar Albinia con Roma por la costa es a través de la Vía Aurelia en versión autovía. Hemos buscado otras alternativas, pero nos obligan a ir hacia el interior para luego volver a la costa. Demasiados rodeos. Además, una vez llegados a Civitavecchia, a unos cincuenta kilómetros de la capital, alcanzar Roma se nos antoja un poco complicado. Estamos sopesando seriamente abandonar la ruta de la costa para buscar la Vía Francigena. Aún no lo hemos decido del todo pero es la opción que tiene más peso. Mientras tanto, seguimos preguntándonos por dónde vendría el mozo napolitano que nos recomendó esta ruta. Si algún día nos lo volvemos a encontrar le preguntaremos. Hasta entonces nos quedaremos con la duda. Es cierto que todos los caminos llegan a Roma, pero no de la misma forma.

Etapa 27: Vada – Scarlino (80 kms)

Seguimos pedaleando por tierras de la Toscana. El camino, ahora en primavera, es muy agradable. Solamente nos sobran unos cuantos coches, aunque la carretera que estamos siguiendo no tiene excesivo tráfico. Continuamos rodando sobre la Via Aurelia, que en este tramo está desdoblada en dos partes; una, la autovía por la que transitan la mayor parte de los coches y la otra, la antigua carretera, que es la que venimos siguiendo.

Hemos atravesado varias localidades costeras que no ofrecen demasiado atractivo. Se nota que son lugares de veraneo y a estas alturas del año aún se las ve un tanto adormiladas.

Sin embargo, hacia el interior se dejan ver pueblos que nos parecen mucho más atractivos. El problema es que la mayor parte de ellos están encima de cerros o laderas de montaña y además un tanto alejados de nuestra ruta. No podemos desviarnos en cada lugar que nos llama la atención porque no avanzaríamos.

Un ejemplo de este tipo de pueblos es el lugar en el que hemos acabado la etapa de hoy, Scarlino. Está enclavado en un escarpe rocoso y es visible desde la lejanía.

El paisaje de la zona es típicamente mediterráneo en el que se alterna el viñedo, los olivos y el cereal. También se ven bastantes frutales y huertas. De hecho, a lo largo del camino son frecuentes los puesto de venta de productos del terreno, aceite de oliva, vino, verduras, fruta… Hemos parado a comprar unos nísperos que estaban deliciosos.

Hoy celebramos los dos mil kilometros de pedaleo, así que lo hemos celebrado con un rico vino de la Toscana. Mañana continuaremos en dirección a Roma, que cada vez va estando más cerca.

Etapa 26: Pisa – Vada (64 kms)

Hoy, hace justo un mes que salimos de Soria, así que lo hemos celebrado en Livorno, junto a un montón de gente que hacía picnic en un parque.

Por la mañana, tras el desayuno, hemos aprovechado para dar unas cuantas pedaladas por el centro de Pisa, una bellísima ciudad que hoy presentaba un aspecto muy tranquilo (salvo en la Plaza del Duomo, en la que hay una infinidad de personas por metro cuadrado). El veinticinco de abril es fiesta nacional en Italia ya que celebran, no la Revolucion de los Claveles sino la Liberación del fascismo. Ojalá pudiéramos haberlo celebrado también en España.

Después de deleitarnos con los encantos de Pisa, hemos seguido camino en dirección a la cercana Livorno. Hemos seguido la ya familiar Vía Aurelia que en este tramo tiene bastante tráfico y poco arcén, aunque por suerte los coches no iban a mucha velocidad y nos han respetado bastante.
Una vez en Livorno, hemos aprovechado para conocer el centro de la ciudad. La verdad es que estaba casi desierta. Al ser fiesta nacional la mayoría de los negocios estaban cerrados y como no es una ciudad demasiado visitada, tampoco se veían los grupos de turistas que sí pululaban por Pisa. Ciertamente, Livorno no es un lugar tan pintoresco como Pisa. De hecho, la entrada revela que su vocación es más industrial que turística. Sin embargo, su centro guarda alguna que otra agradable sorpresa como la zona de Venezia Nuova, un pequeño barrio de canales que, salvando las distancias, se da un cierto aire a aquella ciudad. En Livorno, como ocurría con La Spezia, apenas quedan edificios anteriores a los devastadores bombardeos de la Segunda Guerra Mudial. La misma catedral, que no destaca por su belleza, es una reconstruccion de la original del siglo XVI.

La tranquilidad de las calles de la ciudad contrastaba enormemente con el ambiente que hemos encontrado en un parque a la salida de la ciudad. Un montón de gente, la mayoría con pinta de universitarios, retozaba, bebía, comía, descansaba… en un ambiente jovial y festivo animado por la música que salía de un potente equipo. Nosotros nos hemos integrado en el ambiente y hemos aprovechado para comer y descansar allí. Estábamos tan a gusto que nos daba pereza irnos pero teníamos camino que andar.
Hemos dejado atrás Livorno y hemos continuado junto a la costa, pasando por numerosos lugares llenos de gente disfrutando del día de fiesta junto al mar. Las vistas en este tramo son bastante mejores que las de ayer. Aquí la costa es más escarpada y en el horizonte se divisan las siluetas de varias islas cercanas, entre ellas Elba.

Hoy queríamos haber avanzado un poco más pero una rueda de la bici se ha empeñado en pincharse varias veces. No había forma de encontrar el objeto que estaba provocándolo. Al final lo hemos detectado pero ya se había hecho un poco tarde para continuar así que hemos decidido hacer noche en el primer camping que hemos encontrado. Estamos  junto a un pequeño pueblo llamado Vada y a orillas del mar, con unas vistas preciosas. Esta noche también dormiremos arrullados por el sonido de las olas.

Etapa 25: La Spezia – Pisa (78 kms)

La etapa de hoy corresponde, en realidad, a dos días diferentes. La primera parte desde La Spezia hasta Senato y la segunda desde Senato hasta Pisa. No obstante lo consideramos como una sola etapa del camino.

Ya llevábamos casi dos dias sin pedalear. Anteayer, que dedicamos el día a recorrer las Cinque Terre y ayer, que hicimos descanso forzoso en el camping de Senato. Tenemos que decir que la gente del camping Senato Park nos ha tratado muy bien. Tanto Daniele, el dueño del lugar, como Luis y su futura esposa, Alessandra, que nos han alimentado con una excelente comida italiana.

Así que esta mañana, tras despedirnos de todos ellos, hemos reempredido el camino en direccion a Pisa. El día ha salido soleado y como es domingo, la carretera estaba llena de ciclistas. Hoy la ruta no ha sido tan pintoresca como en dias anteriores. Hemos atravesado un contínuo de zonas de playa muy turísticas y sin el encanto de los pueblos de la Liguria. De hecho, hemos dejado atrás esta región y hemos entrado en la Toscana. El famoso encanto de esta última no se encuentra, con seguridad, en esta zona.

Hemos pasado, eso sí, por uno de los lugares que más personajes famosos ha dado a la Historia del Arte. El pueblo donde nació David, el de Miguel Ángel, aunque cuando salió de aquí aún era un poco basto. El pueblo de Carrara está hacia el interior y su parte costera se conoce como Marina de Carrara. Desde la carretera se ven, aunque hoy estaban cubiertas de nubes, las montañas de las que se obtiene el preciado marmol. Se indentifican muy bien ya que tienen todas sus laderas roídas por la incesante extracción de la roca. Ya cuando bajábamos del Passo del Bracco las divisamos a lo lejos.

Como la etapa ha sido muy llana y no había demasiados lugares que reclamasen nuestra atención, hemos llegado pronto a Pisa. Nada más entrar, casi sin esperarlo, nos hemos topado con su lugar más emblemático, la Plaza del Duomo o Plaza de los Milagros, como también se la conoce.

Lo primero que llama la atención, a parte de su majestuosidad, es la cantidad de turistas de todas las nacionalidades imaginables que allí se concentran. Y algo que resulta muy cómico, todos quieren hacerse una foto en la que aparezcan, jugando con la perspectiva, sujetando la deriva de la torre.

La verdad es que, cuando la tienes tan de cerca, cuesta entender cómo es posible que no esté ya por el suelo. Ciertamente, el conjunto de la Catedral, el Baptisterio y la Torre es realmente impresionante.

Tras deleitarnos con tan artísticas estampas nos hemos venido rápido hacia el camping. Unos negros nubarrones comenzaban a amenazar por el horizonte y la amenaza se ha acabado cumpliendo. Menos mal que hemos llegado a tiempo de montar la tienda.

Atrapados en Senato

Después del hermoso paseo por las Cinque Terre, hoy pretendíamos haber pedaleado hasta Pisa. Sin embargo, el día ha salido muy lluvioso, tanto que aún no ha parado ni un minuto, así que estamos de descanso forzoso en el camping de un pequeño pueblo llamado Senato, cerca del bello Lerici. Esperamos que mañana el cielo nos de un poco de tregua para poder seguir, aunque las previsiones no son demasiado halagüeñas.  Hoy aprovecharemos para celebrar el día del libro leyendo un poco en la tienda.

Cinque Terre

Etapa 24: Chiavari – La Spezia (68 kms)

Hoy hemos llegado a La Spezia con la satisfacción de haber superado una de las etapas más duras del camino, hasta el momento. Como os decíamos ayer, el Passo del Bracco nos tenía algo preocupados. Bueno, pues ya lo hemos superado y en menos tiempo del que pensábamos. La verdad es que el día ha acompañado puesto que hacía sol pero no un calor sofocante.

Han sido dos horas de ascenso con tramos de diferente desnivel. En los quince kilómetros de subida del puerto, por esta parte, hay un par de sectores más duros: los primeros dos o tres kilómetros y los que van del diez al doce. Lo demás tiene pendientes más suaves e incluso algún falso llano que permite descansar las piernas. Lo peor casi han sido un par de subidas que hemos tenido después de llevar unos cuantos kilómetros de descenso. Las piernas se enfrían en la bajada y volver a ponerlas a trabajar cuesta un poco.

Antes de comenzar el ascenso al Bracco hemos pedaleado unos diez kilómetros desde Chiavari a Sestri Levante. En este último nos hemos relajado un buen rato para preparar la subida. Además, el conjunto del pueblo nos ha sorprendido y su pequeña bahía nos ha dejado prendados. Tiene aspecto de ser un destino turístico intransitable en época veraniega. Sin embargo, en estos días primaverales presenta un aire bien tranquilo en el que se ve a la gente del lugar trabajando para preparar los negocios del periodo estival.

Con estas bonitas estampas y con las pilas cargadas hemos empezado la subida al Bracco. Durante el ascenso veíamos como la costa se iba alejando y el horizonte se ampliaba. En la cima del mismo hemos comido y después hemos descendido hacia La Spezia aunque, como decíamos, hemos tenido que subir un par de cotas más que son las que nos han hecho más daño en las piernas.

Finalmente, hemos llegado a La Spezia a media tarde. Esta es una ciudad con un aspecto bastante moderno comparado con el resto de lugares de Liguria. Por lo visto, la mayor parte de su entramado urbano es del siglo pasado, lo que hace que no tenga un centro histórico como el de otras que hemos visitado. Por lo demás, presenta un aire animado y seguramente, durante el verano, lo estará mucho más puesto que es un polo turístico importante.
Mañana nos acercaremos a conocer la comarca de Las Cinque Terre y sus pintorescos paisajes.