Etapa 6: Clermont – Saint Perdon (47 kms)

Hoy hemos caído de casualidad en este pueblo de nombre tan peculiar, Saint Perdon. Parece como si el destino se hubiese querido disculpar después de la etapa que hemos tenido. No, hoy no nos quejamos de las cuestas sino de la lluvia y el frío que hemos pasado. Nuestra intención era haber pedaleado más kilómetros, pero nuestros pies y nuestras manos han dicho ¡basta de tanta agua y frío!. Bueno, hemos conseguido avanzar un poco más. Y por lo menos la lluvia nos ha respetado hasta justo conseguir desmontar la tienda. Después de recoger en el camping hemos desayunado unos huevos cocidos que nos ha dado la dueña. Ambos se han portado fenomenal con nosotros.
Hoy no tenemos fotos que mostraros porque, con tanta lluvia, ni se nos ha ocurrido sacar la cámara. Casi agradecíamos las cuestas para entrar en calor, pero bajarlas era bastante peor por el aire que, con el cuerpo empapado, las convertía en un frigorífico. Habíamos decidido acortar la etapa hasta Mont de Marsan, la capital de la región de las Landas, pero nos hemos quedado a unos ocho kilómetros. Mañana esperamos que mejore el tiempo y podamos visitar la ciudad. De momento estamos refugiados en un acogedor hotelito de este pequeño pueblo de las Landas.

Etapa 5: Bayonne – Clermont (71 kms)

Hoy escribimos desde un pequeñito pueblo llamado Clermont, en la región de las Landas pero pegando a la de Pirineos Atlánticos. Somos los únicos clientes de un pequeño camping que tienen en su granja una pareja de entrañables jubilados. El dueño del camping nos ha obsequiado con una lata de un delicioso pate de pato hecho por su mujer, ya que no teníamos nada para cenar (hemos venido por zonas con muy poca población y no hemos encontrado tiendas abiertas).

Por toda esta región se produce mucho y muy buen paté y foie gras. Menos mal que no hemos visto como engordan a los pobres patos, pero si alguna que otra granja.

Los primeros kilómetros tras dejar Bayonne han sido muy llanos, junto al río Adour, por un carril-bici en perfecto estado y con el precioso paisaje del río y las casonas que lo jalonan por ambas riberas.

Pero poco después han empezado a aparecer suaves lomas, que no nos han abandonado durante el resto del camino. Estas colinas no son muy altas ni prolongadas pero cuando se suceden durante muchos kilómetros la ruta se va haciendo un auténtico rompepiernas. De hecho estamos llegando a Armagnac, famoso no sólo por su licor si no también por sus colinas. Por el camino hemos visto muchas plantaciones de kiwis. En esta época ya están recogidos pero hemos podido probarlos gracias a una mujer que nos ha regalado cuatro. Y la verdad es que estaban deliciosos.

Mañana nos esperan lluvias, lo cual va a ser una lata, sobre todo después del día primaveral que hemos tenido hoy. Además vamos a optar por cambiar sensiblemente la ruta prevista. Avanzaremos en dirección al canal del Garona, ruta que ya hicimos hace dos años. Entroncaremos con él en la ciudad de Agen. A pesar de que iremos por sitios ya conocidos y de que haremos más kilómetros, esperamos librarnos de las famosas colinas de Armagnac, porque con las bicis cargadas son una tortura.

Etapa 4 (66 Kms): San Sebastián – Bayona

Etapa corta la de hoy pero no por ello menos meritoria. La verdad es que cruzar a Francia autopropulsados nunca es fácil. Hay fronteras naturales y fronteras mentales. La que separa España (o la Península Ibérica) de Francia (o del resto de Europa) es de las primeras. Y eso explica muchas cosas. Pero vamos con lo nuestro.
Después de un día de sufrimientos gastronómicos (si, es muy duro ver tantas cosas ricas y no poder probarlas todas) hemos empezado a pedalear con tranquilidad. Para salir de San Sebastián hemos subido en dirección a Intxaurrondo, pasando por la puerta del Arzak (pena de almuerzo, jaja), para bajar luego al Puerto de Pasajes. Hemos cruzado en una barca al otro lado de la bahía, la parte de San Juan, que es la más bonita y pintoresca.

Desde allí, hemos ido en dirección a Irún pasando por Lezo y subiendo alguna que otra cuesta, por una carretera con un poco de tráfico.

En Irún hemos comido en el bar The Bohemian, un pincho de tortilla exquisito y unas lentejas con Idiazabal no peores.

Con las fuerzas repuestas, menos mal, hemos ido en dirección a Behobia y de allí a Francia. Una vez aquí, nos ha tocado subir un primer puertecito (con los kilos que llevamos en las bicis todas las cuestas saben peor). Hasta Sant Jean de Luz hemos tenido un contínuo sube y baja por carreteras interiores. En Sant Jean hemos tomado el camino de la Eurovelo 1 (que ya hicimos hace unos años) bordeando la costa. Sólo por las vistas vale la pena venir por aquí.

Así, hemos cruzado Ghetary, Bidart, Biarritz… para llegar finalmente a Bayonne. Hemos disfrutado mucho del camino, ya que esta zona es espectacular, pero hemos llegado al final bastante agotados. Aún así, hemos dado un pequeño paseo por las bellas calles de Bayonne, ya casi desiertas a esas horas (no os penséis, serían las siete de la tarde). Francia es un país hermoso, pero muy tranquilo, a veces quizás demasiado.

Etapa 3 (89 Kms): Pamplona – San Sebastián

Bueno, ya hemos completado la tercera etapa y hemos llegado hasta la Costa Cantábrica. La verdad es que este tramo de la ruta lo habíamos hecho hace poco, a través de la Vía Verde del Plazaola (podéis ver el artículo del blog aquí).

El día ha salido espectacular, lo que nos ha permitido disfrutar de los preciosos paisajes de la ruta.

Ya sabíamos que los primeros cuarenta kilómetros tienen unas cuantas cuestas así que ya estábamos preparados mentalmente. Lo que nos ha dejado tocados ha sido una rampa del muchos% que nos hemos encontrado al intentar una ruta alternativa a la llegada a Lekunberri que hicimos la otra vez (que tambíen tenía lo suyo).

Menos mal que al llegar al pueblo hemos encontrado el bar Ainhoa, que nos ha devuelto las fuerzas en forma de chorizo a la sidra (capricho que nos ha entrado subiendo la cuesta) y callos, la típica dieta del deportista.
Después de Lekunberri la ruta sigue subiendo un poco pero de forma muy suave hasta llegar a un enorme tunel (de casi tres kilómetros) antes de pasar junto a Leitza. Estos tramos suelen estar iluminados pero dentro tienen mucha humedad (cuando no auténticas duchas) y las bicis han acabado rebozadas en barro.
El paisaje por el valle de Leitzaran es un espectáculo, y más cuando se tiene la suerte de cruzarlo con sol.

Así hemos llegado plácidamente, aunque algo embarrados, hasta Andoain. Allí, buscando una ruta para llegar a San Sebastián diferente de la que hicimos la otra vez, que no nos había convencido, hemos vuelto a encontrarnos con varias cuestas de las que escuecen. Nos hemos arrepentido bastante de nuestras ganas de innovar ya que la llegada a Donosti ha sido bastante más complicada que la anterior que hicimos (más cuestas y más coches). Entre el cambio de horario y los cambios de ruta hemos llegado justo al anochecer. Bueno, al menos hemos conseguido llegar bien aunque un poco cansados. Nos sacrificaremos y estaremos un día de descanso en esta ciudad donde no sabemos si podremos comer algo.

Etapas 1 (100 Kms) y 2 (92 Kms): Soria – Rincón de Soto – Pamplona

Hoy estrenamos las entradas de este nuevo diario de viaje. Como ya explicamos en el post previo, pretendemos alcanzar la Costa del Mediterráneo en el Sur de Francia para seguirla rumbo a la frontera italiana… Y como ya se sabe que el viaje de 1000 kms comienza por un paso, nosotros hemos decidido darlo (bueno, más que paso pedalada) en la puerta misma de casa. El destino final lo dejamos abierto al destino.

De momento en estas dos primeras etapas hemos llegado a Rincón de Soto, en la primera, y a Pamplona en la segunda.
El primer día de pedaleo empezó con un cielo bastante claro en Soria pero pasado Almajano (pueblo de muy gratos recuerdos para Mayte) comenzó a caer una fina lluvia que no nos abandonó en todo el camino.

Cruzamos Narros, con sus bellas casas palaciegas En Suellacabras recordamos una bonita ruta a pié que hicimos hace unos años. La carretera poco a poco va ascendiendo hasta pasado este pueblo. Después comienza una contínua bajada hasta llegar a Trévago. En Castilruiz paramos a comer y aprovechamos para comprar un riquísimo pan en la panadería del pueblo.
Se nos hace un poco raro empezar el camino por lugares que tenemos tan cerca en nuestro día a día. De repente nos sentimos un poco extraños, como forasteros en nuestra propia tierra.
Unos kilómetros después de Castilruiz comienza un trepidante descenso por el puerto de San Felices. Es curioso lo cerca que tenemos un pueblo tan interesante y aún no lo conocíamos. Mientras bajamos el puerto vamos pensando en lo afortunados que somos por no ir en dirección contraria.
Cruzamos Aguilar del rio Alhama, Cervera del rio Alhama, Los Baños de Fitero, en donde paramos a descansar un poco. Desde aquí tomamos la carretera que se dirige a Alfaro. Nada más dejar el pueblo nos topamos con una buena subida de unos dos kilómetros que provoca que el descanso que acabamos de hacer se nos olvide rápidamente.
Una vez superado este escollo, llaneamos por una carretera con enormes rectas entre preciosos frutales floridos. Así, llegamos por fin a Rincón de Soto, pueblo en el que nos estaban esperando Gabriel, Pili, Leyre y Jorge. Una vez más aprovechamos para dar las gracias a nuestros generosos anfitriones por habernos tratado a cuerpo de rey. Y a Toñi, por el riquísimo bizcocho que nos ha dado alas en las contínuas subidas de la segunda etapa. Es un lujo acabar la primera etapa de un largo viaje sinitiéndote como en casa. Lástima que se nos olvidó hacernos fotos con toda la familia. ¡Os mandamos un beso enorme!

Después de descansar estupendamente emprendemos el camino de la segunda etapa. El día ha amanecido con una espesa niebla pero a la hora de partir ya luce un brillante sol. Gabriel nos acompaña los primeros kilómetros y disfrutamos del paisaje del frutales floridos (las famosos perales de Rincón de Soto).

Pocos kilómetros después de cruzar el Ebro empezamos a subir pequeños tramos de terrazas con pendientes suaves pero constantes. Cruzamos Peralta, un bonito pueblo de la ribera del Arga. A los pocos kilómetros decidimos tomar una carretera secundaria con dirección a Artajona.

Gabriel nos había recomendado la carretera Nacional hasta Tafalla para evitar los sube-baja de las carreteras secundarias pero el tráfico nos daba un poco de respeto. Nos alegramos de haber elegido esta ruta cuando visitamos el precioso pueblo de Artajona, pero nos hemos acordado de la recomendación de Gabriel cuando, pasada esta hermosa villa, hemos empezado a subir un puerto que nos ha dejado para el arrastre, ¡y aún nos quedaban casi treinta kilómetros hasta Pamplona!.

Menos mal que el paisaje de esta zona está espectacular con el verde intenso de los trigos que contrasta con el intenso azul del cielo. Al llegar a Muruarte de Reta hemos decidido tomar la carretera Nacional. Teníamos que elegir entre circular junto a bastantes coches o volver a subir otro puerto que nos esperaba por la otra ruta. No ha sido nuestra cabeza quien ha elegido sino nuestras piernas.

Así, hemos llegado a Noáin. Allí nos ha costado acertar con la carretera de entrada a Pamplona ya que parecía que todas iban directas a alguna autovía. De hecho hemos tenido que saltar un vallado para no entrar directamente en una.
Al llegar a Pamplona nos hemos encontrado con una situación que ya sospechábamos: ¡es Sábado Santo!. Eso significa que son vacaciones y que todo el mundo busca hoteles. Nos han dicho que no recordaban una Semana Santa con tantas reservas. Prácticamente no quedaban alojamientos en toda la ciudad por debajo de los 200€. Por suerte, al final hemos encontrado una habitación bastante barata en un hotel muy acogedor que ya conocíamos de cuando hicimos la vía del Plazaola. Está en la carretera que tenemos que seguir mañana así que nos ha venido estupendamente.
Ahora vamos a intentar descansar las piernas después de las dos primeras etapas en las que hemos tenido una sucesión de cuestas considerables (al menos para dos ciclistas que nos están en sus mejor estado físico y que van cargados como si se fueran a ir dos meses de viaje).

Rumbo al Mediterráneo

Hoy comenzamos nuestro mayor reto hasta el momento. No es especial tanto por su dureza como por su duración. Otras veces hemos realizado rutas de dos o tres semanas. Para esta, si todo sale como esperamos, contamos con un par de meses. ¿El destino? El camino dirá. Nuestra idea es salir desde la puerta de casa rumbo a San Sebastián. Desde allí cruzar Francia de oeste a este hasta la costa del Mediterráneo. Una vez allí, seguir más o menos la línea de la Costa hasta encontrar la frontera italiana. Llegados a Italia, descender hacia el Sur camino de Roma, Nápoles… En fin, tampoco queremos aventurar demasiado puesto que uno sabe cuando sale pero nunca cuando ni donde va a llegar. El camino dirá y ya sabemos que las Itacas no son más que la excusa para emprender el camino.

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