¡Ya estamos en Bretaña! No es que se note ningún cambio aparente, más bien hay detalles que nos lo recuerdan como la presencia constante de banderas bretonas, algunos nombres raros en los pueblos (suponemos que será bretón) o los crepes por doquier.
Hoy hemos hecho una etapa generosa de kilómetros y eso que al principio hemos tenido unos cuantos sube y baja un poco rompepiernas. Después, hacia el kilómetro cuarenta de la etapa, hemos llegado al canal que va de Nantes a Brest y desde allí no lo hemos dejado hasta el final de la etapa. Mañana y pasado aún seguiremos el curso de este enorme y precioso canal que, por lo que hemos leído, mandó construir Napoleón.
El camino sigue a lo largo del canal a través de uno de los diques de contención del mismo. Es una delicia ya que vamos acompañados del agua por un lado y de una continua línea de arbolado (casi siempre robles) por otro.
De vez en cuando nos cruzamos con algún barco o barca que navega por el canal, de hecho se ven bastantes. Y cada cierto tiempo aparece una de las esclusas distribuidas a lo largo de su recorrido para salvar los desniveles del terreno. Es muy curioso ver como cruzan las esclusas los barcos, desde luego es un sistema bien ingenioso. Este tramo del recorrido es absolutamente llano salvo en los pasos de las esclusas donde, obviamente, el camino sube o baja al igual que lo hace el canal.
La verdad es que veníamos pedaleando con bastante alegría pero al final los kilómetros se acumulan y el último tramo ya nos ha costado un poco más. Ahora mismo estamos en el camping de Redon, una bonita ciudad bretona, con las típicas tiendas y boulangeries que tanto nos gustan.
El camping es municipal y pequeñito pero está muy bien cuidado. El precio es muchísimo más bajo que los de la costa y es que allí, en esta época, abusan y se aprovechan del turismo masivo, ¡con lo bien que estamos aquí y está casi vacío!
Mañana seguiremos las aguas del canal pero antes nos daremos una última vuelta por esta pequeña y acogedora ciudad.