¡Hoy hemos vuelto a ver el sol!. Después de mojarnos generosamente en la etapa de ayer, hoy hemos podido disfrutar de un día perfecto: sol agradable, apenas viento, una temperatura alrededor de los 20º y unas pistas junto a las marismas con paisajes estupendos. ¿Qué más se puede pedir?. No obstante, sabemos que el camino no siempre es así pero hay que saber disfrutar cuando ocurre.

Hemos salido del pequeño y coqueto pueblo de Torreilles a las 10 de la mañana y después de un desayuno con fundamento en la casa rural de una pareja majísima. Desde aquí nos hemos dirigido a Sant Laurent de Salanque y de aquí a Le Barcarés. En ambos pueblos nos hemos encontrado un ambiente de mercado muy animado con muchos puestos ambulantes y gran cantidad de gente. El día acompañaba, claro. Desde aquí hemos avanzado por una lengua de arena que separa el mar abierto de una gran laguna interior, al estilo del Lido veneciano y al que aquí llaman de igual modo. Hemos atravesado una zona de residencias veraniegas en Port Leucate y desde allí hemos pedaleado hasta el propio Leucate, un pequeño y pintoresco pueblecito en el que hemos parado a tomar un café.

De camino aquí hemos disfrutado de unas impresionantes vistas de los Pirineos, cargados de nieve durante toda la última semana.

Desde Leucate hemos seguido un trozo de carretera departamental para desviarnos, un poco después, hacia un pueblo llamado Port-la-Nouvelle. A partir de este desvío el tráfico era prácticamente nulo y las vistas a las marismas y las salinas espectaculares, con multitud de aves, especialmente flamencos, a ambos lados del camino.

Hemos aprovechado para comer en Port Leucate, un pueblo casi fantasmal en esta época del año, pero muy masificado en verano (por lo que nos han contado). Además, como su nombre indica, tiene un puerto que parece importante. El último tramo hasta Narbona lo hemos completado por una pista de tierra con bastantes charcos por las últimas lluvias.

Este camino avanza junto al canal de la Robine, un ramal que pertenece administrativamente al canal del Midi y que conecta con él a través del río Aude. Lo interesante de este tramo de canal es que está rodeado de agua (dos lagunas interiores) por ambos lados. Es un canal de agua entre agua, una cosa un tanto llamativa.

Así hemos llegado a un camping en las afueras de Narbona y junto al canal. Un poco llenos de barro, debido a los charcos del camino, pero felices de una bonita jornada de pedaleo.
