Hemos comenzado la segunda etapa de esta ruta con la compañía de la lluvia, nuevamente. Después de desayunar en Belley, hemos vuelto al cauce del Ródano para continuar el itinerario. El camino continua paralelo al río, entre majestuosas paredes calcáreas, si bien poco a poco el valle se va abriendo y el cañón que forma el río se vuelve menos angosto. Nuevamente, las laderas de crestas calizas han aparecido rodeadas de niebla, creando un halo misterioso.

De vez en cuando pequeños pueblos salpican el horizonte, con casas hechas con mucho gusto y antiguas granjas muy bien conservadas.

Así hemos ido avanzando, entretenidos por el hermoso paisaje y con las posaderas doloridas aún, pues han no se han acostumbrado a la montura (cosa de un día más). A unos veinte kilómetros de la salida hemos tenido que circular por una carretera con bastante tráfico para atravesar un estrecho cañón. En la entrada del mismo, una fortaleza custodia el paso. Las vistas han sido espectaculares. El río baja con mucha fuerza, y el caudal roza el máximo algunos puntos.

Hemos tenido que cruzar el río varias veces de un lado a otro. En uno de los puentes, hemos perdido la señal de la ruta (algo raro ya que está estupendamente indicada casi siempre) y hemos buscado el camino por el interior de la campiña.

Han sido unos kilómetros un tanto duros por los continuos sube y baja de las colinas y por el viento en contra, a pesar de lo hermoso del paisaje. Tras unos cuantos kilómetros y un pinchazo, hemos conseguido volver a la ruta original en la margen derecha del río.

En este tramo hemos visto unos cuantos pueblos con majestuosos palacios y castillos que nos han recordado a los que se extienden a lo largo del Loira. También hemos pasado por una famosa cuevas que nos ha traído a la memoria el santuario de Covadonga.

Finalmente, hemos hecho meta en un pequeño y bello pueblo llamado Hières sur Amby. La única pega es que tras la bella estampa que forman la torre de la iglesia, las bonitas casas de piedra, el lavadero, las cuidadas calles…aparece una monstruosa central nuclear con cuatro enormes chimeneas. Pero estamos en Francia y aquí, este tipo de edificios, son bastante frecuentes (hay cerca de 60 en todo el país).

Mañana esperamos que la lluvia y el viento vayan remitiendo (aunque por lo visto hasta el miércoles algo nos tocará). Vamos a dormir para reponer fuerzas. Por si acaso.