Hoy estrenamos ruta. Nuestra intención es unir Genève (Ginebra) con el mar Mediterráneo (en principio hasta Sète, si nos da tiempo) a través del valle del Ródano.

Esta mañana hemos salido de Ginebra cerca de las 10h de la mañana. Llegamos allí ayer por la tarde, después de casi 24 horas de un viaje un tanto tortuoso gracias a varios autobuses y trenes y bastante tiempo de espera entre ellos.

Menos mal que hemos descansado de maravilla en el hotel de Ginebra. De esta ciudad apenas hemos visto gran cosa (yo ya la conocía) ya que teníamos prisa por empezar el camino, no teníamos francos suizos, y los precios de este país invitan a huir lo más rápidamente posible. Aquí no hay problema en pagar con euros, pero los precios, ya de por sí desproporcionados, se inflan aún más con la conversión que te hacen. A pesar de todo, hemos podido dar un pequeño paseo por el precioso lago Leman. La ruta comienza justo donde el lago vuelve a convertirse en río, el Rhône (Ródano).


El día ha empezado lluvioso y ha acabado muy lluvioso. Calor, no hemos pasado. Bueno, quizás un poco en alguna de las numerosas cuestas que nos ha tocado subir. Lo bueno del camino ha sido el paisaje. Todas las laderas de las montañas que flanquean el cauce del Ródano estaban envueltas en niebla, los pequeños pueblos que hemos ido atravesando han mostrado una armoniosa estampa de preciosas y cuidadas casas, y el paisaje nos ha deleitado con pintorescos cortados y cañones.




También hemos cruzado numerosas zonas de viñedo y muchas bodegas, pero no hemos llegado a degustar los caldos de la zona.

Después de 100 kms de inclemencias meteorológicas y bellos lugares hemos llegado a Belley, una pequeña ciudad o pueblo grande, en el cual hemos encontrado un Hotel llamado «Dulce Hogar». Para nosotros es, desde luego, un hogar en el que reponer fuerzas para la etapa de mañana en la cual, quizás, no haya tantas cuestas, pero, casi con toda seguridad, bastante lluvia. Ya os contaremos.
