Hoy acabamos la tercera etapa de este pequeño periplo. Por suerte, no hemos tenido lluvia y el viento, aunque ha soplado, lo ha hecho con menos frecuencia. Ahora escribimos desde Condrieu, un pequeño pueblo de la ribera del Ródano. El río, por aquí, baja bastante desbocado y asusta el ver la velocidad de su caudal.

Esta mañana hemos empezado a pedalear con algún que otro rayo de sol que ha realzado aún más la belleza del paisaje. Lástima las omnipresentes torres de la central nuclear.

Hemos pedaleado por varias carreteras secundarias, algunas con bastante tráfico, otras sin apenas coches. También nos ha tocado transitar algún camino de barro, para mancharnos las bicis y que parezca que venimos de un rally.

Hemos cruzado varios pequeños pueblos hasta acabar en una vía verde junto al Ródano que, tras pedalear cerca de veinte kilómetros, nos ha llevado directamente al corazón de Lyon. Antes de llegar a la ciudad hemos hecho una pequeña parada. Mientras comíamos unas manzanas, un francés muy simpático llamado Michel, se ha acercado y nos hemos puesto a conversar. El también es cicloturista y nos ha hablado de su último viaje por la Patagonia. También nos ha obsequiado con una bolsa de frutos secos que nos ha venido de perlas para el último tramo de la ruta. Michel, merci beaucoup pour tout et ¡à la prochaine!

No hemos disfrutado de Lyon todo lo que nos hubiera gustado pero al menos hemos tomado un aperitivo de su sabor.

Después de comer hemos salido por el sur. La verdad es que la salida de Lyon por esta parte es bastante fea y desagradable. En la página oficial de la ruta recomiendan coger un tren para evitarla pero nosotros queremos ver también este lado menos vistoso del camino. El sur de Lyon es conocido como el Valle de la Química por la cantidad de industria petroquímica que aquí se concentra. Además, el tráfico en estos kilómetros ha sido intenso, y eso siempre hace más difícil disfrutar del camino. Tras veinte kilómetros hemos tomado una carretera con menos coches en la margen derecha del río y finalmente un carril bici junto al río. Poco a poco, todas las laderas de la margen derecha del río se han cubierto de viñedos. No hay apenas un resquicio de terreno sin viñas y es impresionante los desniveles sobre los que están puestas. En algunas zonas salvan este impedimento con terrazas, pero la mayoría de las viñas están en pendiente. Este es el corazón de la denominación Côtes du Rhône, una de las más importantes de Francia.

Hemos pasado por la ciudad de Vienne, que cuenta con un teatro romano muy bien conservado en el que se hace uno de los Festivales de Jazz más importantes de Europa en julio.

Finalmente hemos llegado a Condrieu, después de 100kms de y con el cuerpo pidiendo tierra.
