Hemos salido de L´Ampolla (la botella en catalán) cerca de las diez de la mañana. Siguiendo el camino que bordea la costa, enseguida hemos entrado en las tierras del Delta del Ebro. Han empezado a aparecer los primeros arrozales inundados y cada vez más y más aves. La luz invernal toma aquí unos matices muy especiales. Quizás sea el estar rodeado de agua por todas partes, el caso es que hemos disfrutado mucho de estos paisajes.


La primera parte de la etapa ha transcurrido atravesando las tierras del Delta hasta Sant Carles de la Rápita. Hemos pasado por Deltebre y hemos cruzado el río Ebro, ya en su último suspiro, a través de un puente de aspecto moderno en el cual se muestran fotografías de los antiguos pasos de barca, que es como antes unían ambas márgenes del río.

En Sant Carles hemos parado para descansar un poco y a partir de aquí hemos seguido por la carretera N-340. No nos gusta demasiado circular junto a los coches, pero hay que decir que la carretera tiene buen arcen y, en esta época, el tráfico es poco intenso. En Les Cases D´Alcanar hemos dejado la carretera para tomar la línea de costa y circular por los caminos y carriles bici que hay junto a ella. Nos hemos acordado del arroz que comimos aquí al pasar justo por la puerta del restaurante. Lástima que era un poco pronto y hoy no podíamos demorarnos mucho que si no…
Siguiendo paralelos a la costa, hemos atravesado Vinarós, Benicarló, y unos cuantos paisajes de pequeños acantilados realmente bonitos. En el mar, a lo lejos, hemos visto la figura de la tristemente famosa plataforma Castor, que por los visto ha provocado unos cuantos seismos por esta zona y que nos va a costar unos cuantos euros a todos…



Así hemos ido llegando a Peñíscola. La vista de su silueta en la acercándose desde la lejanía ha sido un lujoso final de etapa.

