Etapa 4: Chinon-Amboise (92 kms)

Hemos desayunado en la bella ciudad de Chinon y enseguida nos hemos puesto a pedalear. Nada más salir hemos tenido que subir unas duras pendientes hasta el castillo. Así, hemos quemado el desayuno nada más salir.

La ciudad de Chinon desde el castillo
La ciudad de Chinon desde el castillo

Después, hemos rodado entre viñedos con algunas pequeñas cuestas hasta un pueblecito llamado Huismes. Desde ahí, hemos descendido hasta la ribera del Loira la cual habíamos dejado ayer para desviarnos hasta Chinon.

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Enseguida hemos pasado el cruce de Rigny-Ussé, pueblo que queríamos visitar, pero nos hemos despistado y hemos continuado recto. Al final sólo hemos conseguido una foto de su castillo en la lejanía. Éste deber ser uno de los más espectaculares de la zona ya que Charles Perrault, y después Disney, se inspiraron en él para el cuento de La Bella Durmiente. En fin, otra vez será. Volver por el camino andado no es nuestro estilo (salvo por errores como el de ayer).

Castillo de Rigny-Ussé en la lejanía
Castillo de Rigny-Ussé en la lejanía

A partir de ahí, hemos continuado por la ribera del río prácticamente hasta Tours, aprovechando para disfrutar de pueblos como Brehémont, Villandry, Savonnières…

Mayte y Remi camino a Tours
Mayte y Remi camino a Tours

Entrar en Tours nos ha llevado un buen rato ya que el extra-radio de la ciudad es bastante amplio. Hemos cruzado la zona universitaria, ahora desértica, y después toda la zona nueva de la ciudad, que luce un espléndido tranvía que inauguraron, según Remi, hace dos años. Bueno, como veis seguimos teniendo acompañante de viaje, guía e intérprete a la vez. De hecho nos ha planeado un tour por Tours (tenía que hacer el chiste) breve pero intenso. Al final, hemos acabado en la bella plaza de Plumereau, tomando una cerveza entre elegantes casas medievales.

La plaza de Plumereau
La plaza de Plumereau

Desde Tours, y a la peor hora de calor, hemos partido en busca de la bella Amboise. Nosotros, en nuestra ignorancia, jamás habíamos oído hablar de este lugar pero tiene historia para dar y tomar. De hecho aquí está enterrado el gran Leonardo da Vinci, ahí es nada. La verdad es que es un lugar muy turístico, lleno de ingleses, holandeses y alemanes, pero la visita bien vale la pena. Quizás sea el pueblo que más nos ha gustado por su armonía entre las casas, el castillo y el río.

Con el castillo de Amboise al fondo
Con el castillo de Amboise al fondo

Cuando hemos llegado al camping, nos hemos encontrado con un grupo de gente vestida como personajes medievales, con música y una cata de vino. Hemos tenido que probarlo. Al final hemos comprado una botella de blanco que está delicioso. La gente disfrazada son los actores de un espectáculo que hacen los sábados en el imponente castillo. Nos han invitado a verlo pero no será posible porque partiremos por la mañana. Bueno, eso si la tormenta que se avecina no nos lo pone muy difícil. Al menos el ambiente se refrescará ya que el calor de bochorno que hay hace difícil dormir.

Vista de Amboise desde el camping
Vista de Amboise desde el camping

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