Hoy ha sido una etapa bastante dura a pesar de no haber sido muy larga. El problema ha sido el calor que ha apretado de lo lindo y algún que otro repecho sin sombras que nos han dejado molidos. Por si fuera poco, nos hemos equivocado de camino y hemos tenido que subir la peor cuesta de todas dos veces.

A pesar de ello, la hemos disfrutado mucho ya que los paisajes son cada vez más pintorescos. Hemos visto un dolmen neolítico, hemos paseado por un centro comercial troglodita del siglo XI, hemos visto alguno de los castillos más espectaculares del Loira… así que, ¿calor y cuestas? ¡las que nos echen!.



Hemos salido de Saint Mathurin temprano, cruzando su gran puente colgante. A continuación la ruta nos ha llevado por la ribera izquierda del río atravesando varios pueblos con preciosas casas, impresionantes castillos y antiguas y elegantes iglesias y abadías.

Durante este tramo de la ruta se ofrecen algunas variantes. La más asequible (y a nuestro entender interesante) es la que sigue el curso del río. La única pega es que a veces comparte la carretera con los coches pero el tráfico no es muy intenso. Las otras rutas avanzan por las llanuras de viñedo encima de las terrazas de arenisca que flanquean el río. Al principio nos hemos decantado por esta opción pero, además de ser más monótona, nos ha obligado a subir unos cuantos repechos. Si el río va por abajo será por algo.

Como decíamos, la margen izquierda del río tiene una continua pared de arenisca que, desde hace siglos, han aprovechado los lugareños para realizar construcciones trogloditas. Casi todas las casas tienen una parte sumergida en la roca. De ahí también que se hayan aprovechado para hacer bodegas y, otro de los productos de la zona, criaderos de champinón.

Durante el camino nos hemos cruzado con un simpático francés de Normandía llamado Remín, que nos está acompañando por este tramo de la ruta.

Ahora os escribimos frente al espectacular castillo de Chinon, tierra de buenos vinos. Y esta vez sí, os podemos confirmar que buenos, son.
