Ayer llegamos a Terracina por la Via Appia y hoy la hemos dejado por la Vía Flacca, que es la ruta más próxima a la costa. Todo este tramo del litoral es bastante más escarpado que el que recorrimos ayer y eso hace que sea mucho más interesante.
Pocos kilómetros después de salir nos hemos topado con un bellísimo pueblo enclavado en lo alto de una cornisa asomada al mar. Se llama Sperlonga y además de ser un famoso destino de veraneo, guarda un enorme tesoro arqueológico, la Villa y Gruta del emperador Tiberio. Antes de visitar este enclave hemos paseado las estrechas y sinuosas calles de Spelonga que nos han recordado a los pueblos andaluces.
Después, hemos parado en las ruinas de la mansión de Tiberio. Este fue emperador de Roma entre los años 14 d.C y 37 d.C, es decir, totalmente contemporáneo de Jesucristo y en última instancia, suponemos, el responsable de su crucifixión. También es responsable indirecto del nombre del famoso lago de Galilea, el Tiberíades. Antes de exiliarse a otra enorme villa en Capri, en la que murió, Tiberio hizo construir aquí, en Sperlonga, una gran mansión que incluía una enorme gruta, la cual se ornamentó con todo un conjunto escultural compuesto de escenas alusivas a episodios de la Odisea. En el museo se pueden ver los restos del mismo y, aún siendo sólo fragmentos impresiona. Nos imaginamos cómo tuvo que ser la enorme villa y el teatral efecto de la gruta decorada con las enormes esculturas, todo rodeado por el mar.
Con la imaginación jugando a reconstruir tan hermoso lugar hemos continuado el pedaleo. Pronto hemos pasado de la belleza creada por el hombre a la de la naturaleza, absortos por la hermosura de las zonas de acantilados, las calas y el azul del mar. Hemos comido en una pequeña área de descanso de la carretera, mirando al mar. Después hemos avanzado hacia Gaeta. Nuestra intención era visitar este lugar pero, al llegar, nos hemos despistado y hemos seguido la carretera principal cuando deberíamos habernos desviado hacia un promontorio de la costa. La ciudad estaba detrás de esta elevación. Nos hemos dado cuenta bastante después y volver nos trastocaba los planes. De todas formas hemos disfrutado de su bella estampa según nos alejábamos.
Más adelante hemos cruzado Formia, lugar donde ejecutaron a Cicerón. Después Minturno, cuyas ruinas reposan junto al rio Garigliano, que es la frontera natural entre la región del Lazio y la de Campania. En cuanto hemos cruzado a esta última han empezado a aparecer queserías que elaboran la famosa mozzarela de búfala, especialmente en la localidad de Mondragone, en la que se suceden sin solución de continuidad. Eso sí, de momento no hemos visto ninguna búfala, quizás las esconden con celo.
Al final, hemos llegado a un pequeño camping en Castel Volturno, una zona de playa sin demasiado atractivo, la verdad. Mañana esperamos llegar pronto a Nápoles. Allí nos quedaremos un par de días que, aun siendo insuficientes, esperemos que nos permitan empezar a conocerla.