Hoy hemos completado el último tramo del Canal del Garona hasta Toulouse. En esta ciudad dicho canal se junta con el del Midi, que es por el que circularemos los próximos días, formando lo que se conoce como la cicloruta de los dos Mares.
Toulouse es una ciudad que ya nos gustó la primera vez que estuvimos. Nada más llegar se palpa la gran vitalidad que tiene y sobre todo, la cantidad de gente joven que hay por todas partes. De hecho, es una de las principales ciudades universitarias de Francia.
El día ha salido soleado y con buena temperatura. La única pega que podemos ponerle ha sido el viento en contra que hemos tenido durante toda la etapa, especialmente en los últimos treinta kilómetros. Circular por las pistas del canal con un día como este es un auténtico placer. Y más aún si, de vez en cuando, paras en pueblos como Moissac. Ya habíamos estado en él en nuestro anterior viaje pero aquella vez nos encontramos con un pueblo casi desierto y hoy, domingo de mercado, es un hervidero de gente por todas partes.
Nos encanta el ambiente de los mercados en Francia. Hay puestos de fruta y verdura, de quesos, de comidas exóticas… todo con una pinta estupenda. Las ciudades recobran la vida que, en días normales, echamos en falta en sus calles. Hemos aprovechado para comprar víveres en el mercado, unas manzanas exquisitas, algunos frutos secos y embutido. Y hemos aprovechado para comer frente al pórtico de la famosa abadía de Saint Pierre de Moissac.
Mientras comíamos, hemos empezado a escuchar un enorme estruendo que provenía, curiosamente, del interior de la iglesa de Saint Pierre. Al acercarnos, hemos visto que había un grupo de danzas africanas bailando al son de varios enormes tambores. El contraste entre el hieratismo del pórtico con la alegría de los africanos era divertido.
Con un poco de pena hemos dejado atrás el bullicio de Moissac, pero el camino continua. A un par de kilómetros de la ciudad, hay un bonito puente-canal (o acueducto) construido en el ladrillo rojo típico de esta zona.
Los siguientes treinta kilómetros hemos rodado con bastante alegría ya que el viento no era excesivo. Hemos atravesado muchas tierras sembradas de colza que dan al paisaje un alegro tono de amarillo intenso.
Hemos hecho un descanso en un pequeño pueblo llamado Grisolles. Hemos parado en el único bar que estaba abierto. Tenía buen ambiente en su terraza y es que, al parecer, hoy habían hecho un mercadillo de compra venta de cosas usadas. Esto es algo común en Francia. De vez en cuando aprovechan para vender todas esas cosas que tenemos por casa y que ya no utilizamos. Para los que usáis Wallapop, lo mismo pero en directo.
Hablando con la dueña del bar resulta que es de Vitoria pero lleva once años aquí. Nos ha dicho que, cuando llegó, era una de las pocas españolas pero ahora hay bastantes por la zona, especialmente desde la «famosa» crisis. Dice que, como hay bastante trabajo en la recolección de la fruta, mucha gente viene a hacer la temporada y unos cuantos han optado por quedase a vivir aquí. La verdad es que cuando sales de España te das cuenta de la cantidad de gente a la que se ha echado del país, porque una cosa es venirte a vivir porque quieres, como la dueña del bar que lo hizo porque se enamoró de un francés, y otra muy distinta venir a coger fruta aquí porque en España no hay ni para eso.
Desde aquí a Toulouse hemos rodado más tranquilos, especialmente porque el aire de cara era cada vez más y más fuerte. Queríamos llegar hoy pero no queríamos acabar destrozados en la lucha contra el viento.
Poco a poco hemos ido avanzando y como casi todo, a base de constancia, hemos tocado las puertas de la ciudad que nos ha recibido con la alegría de la otra vez y con una luz muy especial, sobre todo en la zona del río.
Hemos encontrado una especie de apartamento estupendo por el centro a muy buen precio así que ahora toca descansar. Quizás hagamos un día de reposo aquí para disfrutar un poco más de la ciudad y relajar las piernas.
He disfrutado mucho de ésta etapa, con vide grenier incluida, qué placidez de paisajes!, me ha encantado la paisanina que tocaba con los africanos. Seguiré poniéndome al día con el blog…besazos
Jeje, muchas gracias Celucha!!! La verdad es que es un placer pedalear por aquí, a ver si os animáis y hacéis algún tramo. Gracias por lo de vide grenier, por fin entiendo lo que significa, lo he visto por todas partes pero no me había parado a preguntar. La paisana de los tambores era una monja. Yo creo que era la que había traído al grupo, menuda marcha llevaba.
Y nada, a seguir leyendo el blog. Nosotros seguimos dándole al magnesio, las yerbas, el germen de trigo… Pero algún croissant también cae eh!
Un besote hermanilla!!!
Hola, me ha parecido curioso lo que decís del bar del mercadillo por que a mi me encanta lo de comprar y vender cosas de segunda mano. Hace poco vi un artículo sobre el consumo colaborativo en el que decían que una familia española podría conseguir alrededor de 7000€ si vende las cosas que tiene en casa que ya no usa. Aquí os lo dejo por si lo queréis mirar http://www.consumocolaborativo.com/2016/03/29/aprende-a-ganar-y-ahorrar-dinero-con-el-consumo-colaborativo/
Saludos y feliz ruta
Muchas gracias por aportarnos este artículo tan curioso e interesante…igual lo podíamos haber pensado antes del viaje para sacarnos unos ahorrillos!!!
Saludooos