Como podéis comprobar, cada día nos cunden más los kilómetros. A este paso acabamos haciendo etapas de doscientos (bueno, tampoco nos pasemos).

Hemos dejado Bourbon-Lancy a eso de las diez de la mañana, tras darnos un señor desayuno en el estupendo camping. Desde aquí, hemos seguido una vía verde que nos ha llevado de nuevo directamente al canal del Loira. Ha sido un trayecto comodísimo, casi todo el rato por la sombra, y casi siempre en descenso. Una vez en el canal, el pedaleo ha sido muy cómodo.

Así, casi sin darnos cuenta y después de pasar rápidamente por un pueblecito llamado Digoin, hemos llegado a Paray le Monail, uno de los lugares de peregrinaje más importantes de Francia. Hasta aquí ya hemos hecho cincuenta kilómetros, pero la verdad es que se nos han pasado volando.

Hemos comido junto a la impresionante basílica románica de Paray y hemos descansado las piernas en un precioso cesped junto a ella.

En toda esta zona se encuentran algunos de los edificios románicos más emblemáticos, como esta Basílica, o la aún más famosa abadía de Cluny, que dista pocos kilómetros de aquí.

Después de comer y descansar, hemos seguido la ruta junto al canal. A unos diez kilómetros de Paray la ruta oficial se desvía por carreteras secundarias a través de las colinas de la campiña. Como ya tuvimos bastante sube y baja ayer y puesto que la carretera junto al canal está poco transitada, hemos optado por seguir esta última. No hemos sido los únicos que hemos optado por esta alternativa puesto que nos hemos cruzado con más cicloturistas. El paisaje es muy agradable, prácticamente todo el terreno son prados para el ganado y es que estamos en una de las zonas más emblemáticas del vacuno, el País Charolés, de donde procede esta raza.

Como hacía buena tarde y las piernas nos respondían hemos optado por seguir ruta, a pesar de saber que, después de un pueblo llamado Palangues, no habría ningún camping hasta Torcy. Pero un rato después de pasar aquel, ha empezado una fuerte tormenta. Menos mal que estábamos justo en les Mines y nos hemos podido refugiar en el toldo de la terraza de un bar. Cuando ha amainado, hemos seguido el camino pero enseguida se ha puesto ha llover otra vez y, esta vez sí, nos hemos calado. Así, hemos llegado a Torcy. Aquí no hemos encontrado ninguna señal de camping. Luego lo hemos entendido, lleva cerrado más de un año, pero los lugareños nos han invitado a quedarnos en él puesto que las instalaciones aún están en perfectas condiciones. Y vaya que sí, ahora tenemos un camping estupendo ¡todo para nosotros!.

Así que aquí estamos, en el camping de Torcy preparando una cena y ya con el sol acompañándonos después de la tormenta.