
Buenas. Hoy hemos amanecido con el miedo a la lluvia. Para nuestra sorpresa, ¡hoy no ha llovido! (durante el trayecto, después de acampar no ha parado)
Aquí la gente madruga mucho (claro que se acuestan como las gallinas, a las nueve y media de la tarde) así que nosotros somos los últimos en desmontar la tienda. Eso no nos preocupa porque luego en el camino les vamos adelantando, jeje. Después de desmontar la tienda y desayunar, nos hemos dedicado a limpiar las bicis del barro de ayer con una regadera que había en el camping.

Antes de iniciar la ruta hemos dado un paseo por el bonito pueblo de Gunzburg. Hay que decir que tenía bastante ambiente. En la calle principal había una banda de música de chavales muy jóvenes tocando bandas sonoras (lo hacían bastante bien).

Tras ver el pueblo hemos comenzado la ruta con algunos dolorcillos de espalda y posaderas que se han ido pasando según hemos entrado en calor. Nuestra idea era ir a comer a Dillengen. Hemos cumplido el objetivo sin problema ya que el trayecto ha sido tranquilo y muy agradable.

Dillengen es una hermosa ciudad con muchísimas iglesias. De hecho hemos presenciado una boda. Después en el camino hemos visto otra y nos ha parecido curioso que aquí se casen los viernes. Bueno,no es que sea curioso, es que hoy es sábado y no nos habíamos enterado ¡vivan las vacaciones!

Hemos comido en un pequeño parque debajo de un arbol (y precisamente no nos estábamos resguardando del sol, que ya nos gustaría). Por fin hemos probado las salchichas alemanes vuelta y vuelta en el camping gas: ¡muy buenas! (aunque con este hambre hubiéramos dicho lo mismo de las campofrio)

Una vez comidos hemos emprendido rumbo a nuestro destino de hoy: Donauwörth. Hemos llegado a eso de las cinco y media pero nos ha llevado casi una hora encontrar el camping. Hay que reconocer que no se esmeran demasiado con las indicaciones. Además el camping figura como club de Kayak, no como camping, lo que ha hecho más difícil encontrarlo. Por lo demás el sitio es estupendo. Tenemos unas vistas preciosas desde la tienda en la ribera del río Wörnitz, afluente del Danubio. Cuando hemos llegado estaban haciendo una parrillada con un artilugio muy curioso.

Donauwörth es un pueblo precioso (como casi todos los de esta zona Bávara). También hay que destacar la cerveza de trigo que es la típica de por aquí y está buenísima. Lo que pasa es que son un poco exagerados, ¡la cerveza pequeña es de medio litro! (aún no nos hemos atrevido con las grandes)

Bueno, ya son las nueve de la noche y hay que recogerse. Por aquí las calles están desiertas desde hace varias horas y esto es nocturnidad y alevosía.
Mañana más y por lo menos igual.